"La acústica de los iglús".

¡Buenas a todos!

Siempre resulta placentero leer un libro de alguien de quien no se ha leído nada con anterioridad y que esa lectura que se hace por cuenta propia, sin consejo ajeno, resulte, finalmente, un acierto. El hallazgo obtenido es una de las sensaciones más preciadas que puede obtener un lector. Tal ha sido la impresión que yo he experimentado al leer el volumen de relatos cortos "La acústica de los iglús", de la escritora Almudena Sánchez.

En "La acústica de los iglús" caben todos los calificativos positivos imaginables: sorprendente, divertido, original, emocionante... Cada cuento tiene la habilidad, y la sabiduría, de llevar al lector hacia territorios desconocidos, con tramas poco convencionales y muy sugestivas, merced a una prosa fluida y dinámica, que no escatima imágenes de gran belleza y lirismo.

Como ejemplos de ello quedan narraciones tan asombrosas y brillantes como "La señora Smaig", "El nadador del hotel Minerva" o "Cualquier cosa viva", sin menoscabo de las restantes que configuran el libro, tan buenas como las citadas.

Si la literatura se entiende como juego cómplice entre narrador y lector, en el que se puede, a la vez, sentir, disfrutar e instruirse, está claro que Almudena Sánchez logra con "La acústica de los iglús" una indiscutible jugada maestra. Esperemos que no sea la única.

Hasta la próxima.